martes, 14 de noviembre de 2017

'El misterio de la creación artística' por Stefan Zweig

Breve biografía del autor/ editorial/ año de edición/ otros títulos del mismo autor

Biografía del autor y otros títulos, editorial, año de edición

Stefan Zweig fue un autor austriaco judío que vivió entre 1881 y 1942. Escribió poesía, teatro y prosa tanto narrativa como ensayística. Durante la Gran Guerra, formando parte del ejercito, escribió la obra antibélica Jeremías, una de sus obras más relevantes junto a Momentos Estelares de la Humanidad y El Mundo de Ayer. Este libro recoge una de las conferencias que dio en América Latina, esta concrétamente en Buenos Aires en 1938, acompañada de algunas cartas escritas a su mujer mientras preparaba la conferencia y el texto que leyó en el funeral del poeta Hofmannsthal.
Zweig y su esposa se suicidaron juntos poco después del comienzo de la II Guerra Mundial, en Petrópolis, Brasil, donde se habían trasladado huyendo del nazismo.

Editorial Titivillus, 2017. Edición original 1940.


Organización del libro, resumen y puntos clave

El libro comienza con la correspondecia que envia Zweig a su esposa desde Argentina, inmerso en una gira de conferencias. Le cuenta sus impresiones sobre la gente con la que se encuentra y como está afectando la gira a su trabajo y a su estado anímico.

Después empieza el libro como tal, la conferencia sobre la naturaleza de la creación artística y la inspiración. Zweig presenta el tema alegando que a los seres humanos todo acto de creación y no de transformación se nos asemeja naturalmente a un milagro. Para Zweig solo en el arte se dan estos actos. A continuación, para explicar el misterio que envuelve a ese momento de creación, de la creación que Zweig describe como inmortal, sigue un método 'policiáco'. Primero piensa en pedir explicaciones directamente al artista pero con algunos ejemplos lo descalifica como testigo fiable. Para Zweig el artista es 'poseído', no está en sus cabales cuando da a luz una obra maestra.

Así que intenta reconstruir ese momento de creación en base a los estudios preliminares que algunos grandes autores nos han dejado, como Mozart y Beethoven. Acaba llegando a la conclusión de que el proceso de creación es completamente de un artista a otro (aunque aún sostiene que llevan el mismo sello) y deja el misterio en misterio. Zweig nos dice que el impulso creativo (al final el contenido del libro es la descripción de este impulso y ejemplos de sus manifestaciones) es fruto de trabajo, si, pero en última instancia de una inspiración con la que no se puede negociar, una gracia divina.

Así termina la conferencia y empieza el escrito en honor Hofmannsthal.


Opinión personal

Personalmente creo, que en muchos sentidos, la exposición de Zweig es obsoleta y está repleta de conceptos que difícilmente pueden aplicarse a nuestra realidad actual.

Zweig endiosa repetidamente la figura del artista, y además de la peor manera. Lo retrata como un enfermo de caprichosas fiebres, arrebatándole todo control real sobre su obra y alzando esta como algo milagroso y regalado. Sin embargo insiste en que la obra artística debe ser contemplada activamente y criticada, y aunque estoy de acuerdo, si se parte de la concepción de Zweig, la discusión de una obra nacería siempre desde la humildad ante esa 'belleza eterna' que tanto alaba. Pero ¿qué otra relación puede tenerse con la divinidad? Yo entiendo que la crítica del arte como la de cualquier otra realidad debería nacer del natural impulso de incorporarla al mi propio ser y hacerme así más grande gracias a ella.

Es obvio que Zweig se centra en las artes clásicas, creyendo en la inmortalidad de sus preceptos. Curiosamente hoy, aún habiendo sido abandonados, muchas de sus ideas siguen corriendo descabezadas entre artistas y público. Y es que en ocasiones son tan benévolas con todos nosotros y por lo tanto, tan sospechosas. Creo que nos hemos dado cuenta de que el disfrute de un producto artístico está condicionado tanto por el contexto, que no puede hablarse de experiencia artística como tal, que lo que llamamos así solo existe dentro de un 'juego', de una situación que se crea artificialmente. Porque para hablar de obra artística, debemos separarla del resto de objetos. Creo que esta separación, este salto, este pedestal lo interpreta Zweig como algo que 'es' del objeto cuando en realidad es algo que creamos nosotros.

Pienso que este concepto de la belleza como algo divino e inmortal es oscuro, idealista y una cadena tanto para el artista como para el público crítico. El propio Zweig se matiza a sí mismo al acabar la exposición.

Podría recomendar este libro como anecdotario o como testimonio. La idea de inspiración es muy poética y también fascinante, no puede negarlo nadie, pero es tan oscura. Creo que la práctica artística si se mistifica y se convierte en arte, se separa del mundo y se pudre en la endogamia. Gracias al trabajo de muchos autores, este problema ya no es tan problemático, pero todavía la cantidad de personas que se alejan para siempre de la cultura (tanto para hacerla como para disfrutarla) al creer que solo está reservada a algunos privilegiados es enorme.

Obviamente, hay algo impreciso y esencial en nuestra naturaleza que se deja intuir en el arte. Pero no es milagroso, es un hecho, no es una fuerza superior porque no es una fuerza, es algo que se encuentra ahí como una piedra en el camino o como un pozo. Unos trabajarán con ello (el arte puede ser un medio para conocer, o tantear, lo no mesurable) y otros tienen un punto de vista de la práctica artística pues así, más práctico (si se desnuda el arte nos queda su fundamento, la comunicación).


Orígenes del tema

La inspiración artística, el 'momento de furor' son un tema de reflexión desde la antigua Grecia. Para Platón, era la verdad la que se revelaba a sí misma ante el poeta y le daba comprensión universal. Para Locke, la inspiración debía ser un proceso que surgía de la asociación natural de las ideas, por completo azaroso. Edward Young también situaba su origen dentro del artista pero mantenía un halo de divinidad en torno a su aparición. Poe, mencionado por Zweig, coincidía con los griegos, aunque relacionaba la inspiración más con la locura que con un alumbramiento puro. Freud sugiere que la inspiración surge directamente del subsconsciente como respuesta a un trauma del individuo, al contrario Jung, afirmaba de nuevo que el artista estaba conectado con un algo impersonal y exterior.

Todos concuerdan en algo. La inspiración sea su origen interno, como es reconocido actualmente, o externo es incontrolable para el sujeto.


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