La primera exposición que visité en la calle Doctor Fourquet
se llama ‘Estudios sobre erotismo’, se aloja en la galería Casa Sin Fin. Recoge
cuatro trabajos del artista catalán Oriol Vilapuig. Los cuatro parten de la
obra del escritor y filósofo francés George Bataille, cuyo tema predilecto era
precisamente el erotismo, entendido como un acto de rebelión contra la norma
(por lo cual le interesan las prácticas sexuales marginales y prohibidas, como
el incesto o la zoofilia). Vilapuig retiene la penumbra propia del tono de
Bataille en sus dibujos. El primero es directamente la transcripción de uno de
sus textos, que sirve como apoyo al resto de trabajos. La obra central es una
secuencia de cuatro dibujos, de cuatro momentos y representaciones diferentes
en torno a la misma tensión, a la misma presencia. En concreto son 4 dibujos a
grafito de formato mediano, el primero de un búho a punto de comerse un ratón,
el segundo de los genitales de un perro (aunque no los representa directamente
sino como si hiciera zoom en un dibujo mayor), dos perros atacando a un hombre
desnudo y una mano sosteniendo un conejo. Relaciona, como Bataille, el deseo
sexual con la tensión violenta y la agresividad animal. Los animales que dibuja
y el cuerpo desnudo recuerdan al mito clásico, que también trata continuamente
el tema. La obra siguiente es un díptico con otros dos dibujos de formato
similar, uno de un murciélago desplegando las alas, otro de una mujer abriendo
sus piernas. La composición compartida crea un paralelismo entre los dos
movimientos. Al lado, un dibujo de gran formato vertical, de una talla romana,
surcada de temblorosos trazos rojos. Me gusta el tono silencioso y oscuro de
estas dos últimas obras y la narrativa secuencial que utilizan el artista.
En la galería Helga de Alvear, visito la exposición de James
Casebere. Las imágenes me confunden al principio. No sé qué son exactamente, de
lejos creo que son pinturas, luego pienso que fotografías, concluyo que debe
ser imagen digital. Representan espacios arquitectónicos, interiores la
mayoría, pero muy cuidadosamente compuestos, usando colores, formas y
superficies que no solemos encontrar en los edificios comunes. Al parecer,
Casebere crea estas imágenes con maquetas en su estudio, hechas de materiales
cotidianos, con las que recrea las condiciones de luz para luego fotografiarlas
y reconstruir la escena digitalmente. La exposición está inspirada en la obra
del arquitecto mexicano Luis Barragán, exponente de la llamada ‘arquitectura
emocional’, un movimiento que se oponía a la racionalización reinante en la
arquitectura del siglo XX. Efectivamente los espacios están compuestos con una
sensibilidad que invita al espectador a conectar con ellos. Todas las
fotografías los muestran completamente vacíos.
La última exposición que visito es ‘Un pintor de gatos’ de
André Sousa, en la galería Bacelos. Sousa al parecer es un pintor muy
interesado en lo social. Las pinturas cuelgan del techo, sobre telas o
plásticos negros y brillantes. Sobre el plástico Sousa pinta con blanco, series
de números y líneas, elipses que parecen orbitas de un astro, cada una marcada
con el número de un año. Hay también una gran mancha sobre tela y un lienzo
blanco con una forma amarilla que recuerdan al expresionismo abstracto. Un
dibujo vegetal en una de las telas me gustó. He visto algunos trabajos de Sousa
por internet y la verdad es que los de la exposición no son los mejores que
tiene.
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